Nuevas historias de ciudadanía civil en la empresa, viejos finales: ¿que todo cambie para que todo siga igual?

En suma, la decisión de la sala de suplicación riojana es técnicamente impecable, lo que, dicho sea de paso, no siempre sucede, como hemos visto en diversos supuestos de este monográfico de diálogos con la práctica judicial, ya se incline a favor de la razón de empresa, ya lo haga en pro de la razón del trabajador. Pero el resultado final coincide con el mayoritario (aquí hemos seleccionado los ejemplos más recientes y relevantes de un signo y otro), reflejo de lo que es la orientación preferente de política del Derecho, que tiende a inclinar la balanza del debido justo equilibrio hacia el interés de mercado (más cuando concurren intereses del empleador y de los consumidores). Las razones de «mercado» y sus específicas «leyes» («usos mercantiles», códigos de conducta y protocolos de todo tipo, consentidos o no, normas de certificación…) terminan imponiéndose a las razones de la «persona» (del trabajador) y sus derechos fundamentales de ciudadanía civil (incluida su faceta religiosa), sin que las genuinas «leyes», únicas teóricamente autorizadas constitucionalmente para realizar el justo equilibrio, tengan interés real, favoreciendo el desequilibrio práctico las habilitaciones genéricas (arts. 20 ET y 6.2 Ley Orgánica de Protección de Datos Personales; arts. 6 y 9 Reglamento (UE) 2016/679).

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