El trabajo decente, garantía de integración de las personas con discapacidad: ¿un derecho, una utopía o una quimera?

Pese a su consideración por el Derecho como un colectivo prioritario en las políticas de empleo, desde hace décadas, la tasa de actividad de las personas con discapacidad es 44 puntos inferior que la de las personas sin discapacidad, la tasa de paro es casi 10 puntos mayor y la del empleo casi 3 veces menor que la aquellas. De nuevo, la cruda realidad se da de bruces con la solemnidad de las normas en la cumbre. Tanto la Constitución española como la Carta Social Europea revisada (recién ratificada por España, junto con su protocolo de reclamaciones colectivas) proclaman lo contrario, que deben ser iguales en derechos y oportunidades en todas las esferas de la vida, también en el trabajo. Sin escapar de este exceso de simbolismo en este ámbito, el Día internacional de las personas con discapacidad es un buen momento para reflexionar sobre esta injusta fractura social.

Hace unos meses, el Tribunal Constitucional (STC 51/2021, de 15 de marzo) dictó una sentencia histórica para el mundo de la discapacidad declarando como discriminatoria la no realización de ajustes razonables para una persona empleada con síndrome de Asperger (era un Letrado de la Administración de Justicia). En el fallo estimatorio del recurso de amparo jugó un papel muy importante la justicia comunitaria, así como los estándares internacionales sociales (ONU, OMS). Con ella, se abre un nuevo horizonte de expectativas para muchas personas con otro tipo de discapacidades distintas al síndrome de Asperger, tanto intelectuales como físicas, y que podrán acogerse a la misma para reivindicar que su derecho a conservar el empleo es tomado en serio. Cierto, eso no resolverá el gravísimo problema de quienes ni siquiera pueden acceder a él, una gran mayoría de las personas con discapacidad, para las que se precisan unas políticas de fomento del empleo más eficaces.

Ya le hemos quitado los precintos al mes de diciembre y, aunque sea simbólicamente, una vez más, se abre un tiempo propicio para pedir más allá de lo que constituye la realidad, de conformidad con lo que consideramos no solo una utopía, sino un derecho humano elemental. La Revista de Trabajo y Seguridad Social. CEF quiere contribuir a seguir creyendo en ese sueño a través de la APORTACIÓN EN ABIERTO de un reciente estudio que trata de mostrar las dificultades, sí, pero también las oportunidades de avanzar en esa senda. Si un mes es propicio para soñar, aunque sea en el grave escenario de la pandemia que no termina de abandonarnos, ese es diciembre y sus mensajes de bonhomía.

Cristóbal Molina Navarrete
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad de Jaén
Director de la Revista de Trabajo y Seguridad Social. CEF