7 costes ocultos del despido de un trabajador

¿Qué costes indirectos por despido deben tener en cuenta las empresas? Imágenes de figuritas de madera, algunas de ellas tachadas con una cruz roja

El despido improcedente de un trabajador suele acarrear un coste determinado por la indemnización por despido correspondiente. Hasta hace poco, esta indemnización se situaba en 33 días por año trabajado con un máximo de dos anualidades.

Sin embargo, una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña/Barcelona pone en entredicho esta indemnización, siendo susceptible de ser engrosada, si no se compensa suficientemente el daño causado por el despido.

Según la sentencia de este tribunal, se establece para una trabajadora una indemnización que supera los 33 días por año trabajado, al considerar que la indemnización recibida por despido es claramente insignificante y no compensa el daño producido por la pérdida del puesto de trabajo.

Pero, además del coste directo asociado al despido hay una serie de costes indirectos u ocultos que las empresas deberían tener en consideración.

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Costes derivados de una reducción de la producción

Salvo en los casos en que los despidos se realicen por una caída en las ventas, que implique que los trabajadores que se despiden estuvieran ociosos, los empleados que son despedidos estarán aportando un determinado valor a la empresa.

La empresa deberá siempre estimar el impacto en su cadena productiva de la amortización de un puesto de trabajo o de la sustitución de un trabajador por otro, ya que esto podría afectar a su producción o a puestos clave de la organización.

Un claro ejemplo de esta situación se vivió con los despidos de Twitter, donde la empresa recortó puestos clave que necesitaba mantener, para poder abordar los cambios que quería hacer en la organización su CEO o «tuitero en jefe» Elon Musk.

Costes de selección de nuevos trabajadores

Si el despido se produce para sustituir al trabajador despedido por otro, la empresa tendrá que hacer frente a costes de selección de personal. Estos costes pueden ser externos, como anuncios en plataformas especializadas en ofertas de trabajo o en consultoras de selección, o internos, derivados de las horas necesarias para la realización del proceso de selección.

Costes de formación

Salvo que el trabajador no necesite formación alguna para el desempeño de su puesto de trabajo, algo que no suele ser habitual, la empresa tendrá que incurrir en costes de formación del nuevo trabajador que sustituya al despedido. Si este no fuera sustituido, también puede tener que incurrir en costes de formación de otros trabajadores de la compañía que se repartan las tareas del trabajador despedido.

Costes derivados de la fuga de otros trabajadores

Si la realización de despidos es una práctica habitual en una empresa, puede ser que muchos trabajadores no esperen pacientemente su turno y busquen oportunidades profesionales en otras empresas. En este sentido, la empresa puede tener que hacer frente a renuncias voluntarias de otros trabajadores y sufrir los costes asociados a la fuga de talento de la organización.

Costes derivados de una reducción de la productividad

Si los trabajadores ven que se despide a trabajadores que realizaban bien su trabajo de forma arbitraria o sin motivos de peso, pueden caer en la desmotivación y reducir la productividad.

Coste de adaptación a un nuevo puesto de trabajo

Cuando un trabajador se incorpora a un nuevo puesto de trabajo, lo habitual es que necesite de un cierto periodo de adaptación para ser productivo al cien por cien. Hasta que el trabajador no llegue a este punto, la empresa sufrirá las pérdidas derivadas de la adaptación del trabajador a su nuevo puesto de trabajo.

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Costes derivados del deterioro de la imagen de la empresa

Volviendo al ejemplo de los despidos de Twitter, la mala imagen que generó la oleada de despidos propició que muchas empresas dejaran de anunciarse en Twitter. Una empresa que sale en los medios de comunicación anunciando despidos generalmente tiene un castigo por parte de sus clientes, o incluso proveedores, que pueden reducir su crédito comercial ante la delicada situación de la empresa.

Por lo tanto, a la hora de prescindir de un trabajador no se debe tener en cuenta solo el coste de su finiquito, ya que también hay una serie de costes ocultos o indirectos que pueden incluso superar el coste de la indemnización por despido.

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José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-